miércoles, 1 de junio de 2011

COLOR


Una de las características que más poderosamente llaman la atención al contemplar muchas de las más famosas obras de Klimt es su excepcional uso del dorado como color que unifica y da sentido al resto de colores. Gracias a su uso, sus pinturas adquieren una gran luminosidad y vistosidad pero también provoca que el espectador se vea transportado a la suntuosidad y sensualidad del mundo oriental que pretende evocar. De este modo, por ejemplo, se refuerza la actitud provocadora y lujuriosa de sus femmes fatales.
En la Nuda Veritas, el dorado se emplea profusamente, como fondo de los textos, en la decoración caracoleante del fondo azul marino, incluso en el marco que remata la pintura, haciendo de esta obra casi una pieza de orfebrería.
El resto de colores utilizados se mueven entre los cálidos presentes en la figura femenina y los fríos del fondo y la serpiente.
Los tonos rojizos de la espesa melena y del pubis se vinculan con el erotismo, la sexualidad femenina abiertamente mostrada, y hacen recordan al modelo de mujer pelirroja tan del gusto de los prerrafaelistas. Los tonos de la piel, aunque muy pálidos, continúan siendo cálidos, más aún en contraposición con los fondos de tonalidades frías, que van desde el azul marino como fondo de la filigrana dorada, hasta un azul blanquecino que forma volutas tras la mujer.
La serpiente presenta colores oscuros, pétreos y grises, contrastando fuertemente sobre el dorado de la base.

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