La luz en la Nuda Veritas de Klimt no parece proceder de un foco definido. Es suave e irreal, como tamizada por un fino velo, y sólo afecta a los elementos figurativos de la pintura (mujer y serpiente) y al fondo azul lechoso que simula niebla, corrientes de agua o incluso éter.
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La ausencia de sombras en toda la pintura es evidente. Los distintos elementos no las proyectan unos sobre otros: el espejo sobre la figura femenina, ésta sobre el fondo o la serpiente… Sólo en el cuerpo de la mujer se observan sutiles sombras que ayudan a definir su anatomía: bajo su mentón sobre el cuello, marcando la curva inferior de sus senos…
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