miércoles, 1 de junio de 2011

COMPOSICIÓN


Dejando de lado elementos como el brazo alzado sosteniendo el espejo o la ondulante serpiente, la imagen representada en la obra podría considerarse simétrica. De igual manera, los textos también rompen esta ilusión de simetría, así como la distinta disposición de las flores blancas a cada uno de los lados de la cabellera  y las pequeñas variaciones en las filigranas doradas.
La composición es vertical y se divide en tres tramos. De arriba abajo, primero la cita de Schiller, seguida del espacio ocupado por la mujer y por último, el título de la obra, que actúa casi como un pedestal para la figura femenina. Resulta muy similar a los carteles modernistas que tan en boga están a finales del siglo XIX.
Son el color y la forma los elementos que fundamentan la composición, debido a la práctica ausencia de la perspectiva y las sombras que ayudarían a definirla.
Además, la falta de dinamismo es patente en toda la obra. La mujer, inmóvil, hierática, parece petrificada esperando la llegada del espectador al que retará a enfrentarse al reflejo devuelto por su espejo. Sólo el fondo acuático y la serpiente parecen poseer algo de vida y movimiento.

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